El liderazgo femenino ha quedado relegado a lo largo de los años. De los Consejos de Administración de grandes grupos multinacionales a los gabinetes de Gobierno, las mujeres representan un porcentaje muy inferior al de la presencia masculina.
Un informe de 2016 de la Asociación Americana de Mujeres Universitarias, “Barreras y prejuicios: el estatus de las mujeres en el liderazgo”, revelaba que la falta de mujeres en los roles de liderazgo puede deberse a dos factores:
¿Sabías que las mujeres representan menos del 50% de los líderes en cada industria analizada por un informe reciente de LinkedIn y el Foro Económico Mundial? Después de estudiar empresas de todo el mundo, en diferentes sectores, ésta es la conclusión a la que se llegó, aunque lo más desalentador es que, en algunas industrias, como la energía y la minería o la manufactura, las mujeres no llegan siquiera a representar un 20% en puestos de liderazgo.
jacoblund
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El liderazgo femenino es la posición que ocupan mujeres en puestos de responsabilidad, con las capacidades necesarias para encargarse de guiar a otros hacia la consecución de unas metas.
La diferencia con el masculino no es una simple cuestión de género, ya que, a lo largo de los años se ha podido comprobar cómo el camino hacia el liderazgo femenino es mucho más complejo que el que lleva a un hombre a ascender hasta alcanzar una posición de esta relevancia.
En un reciente artículo de HRMagazine se describen los cuatro tipos de liderazgo femenino predominantes, que podrían resumirse y representarse de la siguiente forma:
Además de esta tipología, cada líder se identificará más o menos, en unos u otros momentos, con los estilos de liderazgo más comunes, tanto para hombres, como para mujeres.
Según puede leerse en la web de World Economic Forum, existen cinco formas en que las organizaciones pueden desafiar el statu quo para crear un ambiente donde las mujeres puedan alcanzar su potencial. Se trata de las siguientes:
Pueden encontrarse hasta diez rasgos clave de mujeres líderes que definen al liderazgo femenino más fuerte. Reconocer cuáles son y por qué son importantes es la clave para desarrollar con éxito estas características que resume una publicación online de negocios:
Muchas empresas e industrias están despertando a la realidad de que las mujeres en el liderazgo no solo traen beneficios importantes, sino que son un recurso absolutamente invaluable e insustituible.
Algunas de las razones por las cuales promover y apoyar el liderazgo femenino debería ser una prioridad para todas las empresas son las siguientes:
Según un estudio realizado en 2017 por Lee Hecht Harrison, «Elevar a las mujeres en el liderazgo», la mayoría de las organizaciones ven que las dificultades con que se encuentra el liderazgo femenino constituyen un problema, pero no han tenido éxito en solucionarlo.
El estudio obtuvo los siguientes resultados:
Una de las dificultades es que, como adelantábamos al principio de este post, el ascenso de las mujeres a posiciones de responsabilidad se ve frenado por dos causas distintas. Las barreras estructurales son una de ellas. La solución pasaría por aumentar la flexibilidad de las empresas y la autonomía de los empleados, para facilitar la conciliación de la vida personal y laboral a personas de ambo sexos. Sin embargo, esto no es suficiente. También es preciso trabajar por garantizar la igualdad salarial.
Evitar la discriminación en cuestiones retributivas ayudaría al liderazgo femenino a avanzar ya que, en el plano organizacional, a medida que las mujeres ganan niveles más altos de remuneración, son percibidas como mejores candidatas para puestos de alto nivel. Desde una perspectiva privada, cuando una pareja tiene dos ingresos, pero uno es más alto, es más probable que la persona con el ingreso más bajo se tome un tiempo fuera de la fuerza laboral para criar hijos o para algún otro propósito. Al darles a las mujeres salarios más altos e iguales, es menos probable que sean ellas las que se vean forzadas a dejar su trabajo e interrumpir su carrera profesional.
Existen muchas formas en que las empresas pueden abordar de manera proactiva el problema del sesgo de género, pero la más importante tiene que ver con el aprendizaje. Además de promover una cultura donde no haya lugar para la discriminación, se debe considerar la capacitación en la diversidad basada en la evidencia. Así se conseguirían desterrar los prejuicios y estereotipos que tanto perjudican al liderazgo femenino.
Se trata de una meta consciente, pero que requiere de un esfuerzo sostenible. El progreso logrado hasta el momento no ha sido especialmente esperanzador, ya que en una década la proporción de mujeres líderes sólo aumentó en un promedio de 2 puntos porcentuales (Foro Económico Mundial). Las únicas industrias donde el liderazgo femenino superó el 40% fueron atención médica, educación y el sector sin fines de lucro, industrias que abrieron sus puertas a las mujeres en una etapa temprana, y donde las mujeres han desempeñado roles integrales durante generaciones. ¿Cuándo la promesa del liderazgo femenino se convertirá en realidad y veremos una contratación más equitativa y una representación de mujeres proporcional?