El blog para Organizaciones Conscientes

Community builder: la clave de una comunidad alineada

¿Puede el capitalismo ser consciente?

Irene Hernández buscaba la experiencia del saber que le proporcionaría un ágora griega y no la encontró en la universidad, ni en la Facultad de Medicina, ni en la de Humanidades. Del campus se trasladó a una comuna urbana. Desde el centro mismo de la ciudad se conectó con los movimientos sociales hasta que llegó un cambio de etapa, una mini crisis existencial que la llevó al budismo, el arte y la docencia. En ese momento más estable se vio atraída por la paradoja de “capitalismo consciente”, una combinación que le parecía imposible, la conjunción de dos mundos que ella veía como opuestos.

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A Irene siempre le ha movido el deseo de aportar algo que mejorase la vida humana, pero a todo lo que encontraba le faltaba algo. Cuando se acercó a la Fundación comprobó que había oportunidad de hacer cosas más allá del único propósito de ganar dinero. “Me acerqué porque pensaba que “capitalismo” y “consciente” eran dos conceptos opuestos. Leí sobre el movimiento y me sorprendí mucho al leer conclusiones a las que yo ya había llegado. Ahí empezó todo. Ahora soy una believer”. Recuerda lo aprendido a través de la experiencia en alguno de esos movimientos que cuestionan el capitalismo y el orden establecido. Los encuentra como necesarios, pero entiende que simbolizan una posición más pasiva, la de la protesta, en contraposición con su papel ahora en una más activa, la de ayudar a impulsar el cambio.

Cultura consciente: por qué es necesario un community builder

Irene Hernández afirma que “solemos analizar a fondo la economía, las empresas, las organizaciones, a veces con conceptos muy abstractos. Y en realidad, la economía misma se basa en las relaciones que tienen las empresas y las personas que forman parte de ellas”. “La comunidad es un lugar que te da la oportunidad de crecer como ser humano, al ponerte en contacto con personas diferentes”. “Cuando en una organización se consigue que toda la gente se sienta feliz y vea que pueden participar junto con otros seres humanos, se logra que, a largo plazo, ese proyecto sea más sostenible. Ya no solo se cubren las necesidades básicas, se nutre a otro nivel”. Para ella, es esencial que la gente se sienta parte del lugar donde está. La cultura consciente es el mejor complemento al liderazgo, el propósito elevado y la orientación a los grupos de interés. Por eso se convirtió en community builder. Desde ese rol, ha estado haciendo una acción que es muy bonita, pero también muy intensa: llamar uno por uno a todos los socios y socias de capitalismo consciente y preguntar cómo estaban. Su misión era hilar una conversación que sirviera de termómetro al equipo que ejecuta cada día y les ayudara a no perder el norte de la comunidad a la que debe servir. Para ella esa acción supuso un reto, pero, tal y como reconoce “tener una mirada limpia y un papel inocente de alguna manera me ha permitido conectar con la gente”. “Esta acción me ha aportado la oportunidad de establecer un vínculo con otros seres humanos y además me ha permitido saber qué esperan de la fundación. Ha sido muy enriquecedor, un contacto menos superficial y más real”. Gracias a su labor neutra, de observadora, esta community builder ha hecho posible crear un mapa que permita crear conexiones valiosas entre las personas y ayudarles a reforzar la sensación de pertenencia a algo más grande. Es solo una demostración práctica, solo una parte de lo que el capitalismo consciente puede aportar a la sociedad, confirmación de un potencial grande que comienza por la capacidad de agrupar, como un gran movimiento de masas, a empresas, personas y otras organizaciones.

Tres ideas sobre capitalismo consciente

Irene Hernández resume en tres ideas lo que capitalismo consciente significa para ella:

1.   Inspiración. Sirve para inspirar, sin un modelo de referencia es muy difícil que salga de uno mismo la determinación para hacer alguna cosa. Pero si se tiene un ejemplo, es mucho más fácil hacerlo posible. Así, quienes ya tienen los valores y no saben cómo traducirlos en su cotidianidad, pueden ver estos ejemplos y aplicarlos.
2.   Espacio de reflexión profunda. Se trata de algo que no es frecuente en la sociedad hoy día. Ayuda a ver cómo cada esfuerzo suma y se puede ganar para todo el mundo.
3.   Oportunidad de ensayo – error. Gracias a la posibilidad que brinda de intraemprender conjuntamente y sentirse acompañado en ese proceso. Es una buena muestra de que nadie está solo y que pueden encontrarse apoyos para cada iniciativa.

Si en tu empresa no tienes un community builder piensa en el papel que juega quien ocupa este rol, y pregúntate si esta necesidad está cubierta de alguna forma. ¿Conoces lo que preocupa a tus clientes, empleados, proveedores, vecinos? ¿Sabes qué acciones de las previstas en tu agenda priorizarían ellos? ¿Podrías asegurar que vuestros valores y principios están en línea? Puedes visualizar la conversación completa con Irene Hernández en este enlace.

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Créditos fotográficos:  Jacoblund